En 1952, la investigadora británica Rosalind Franklin
obtenía una imagen del ADN mediante técnicas de rayos X, que fue clave para
demostrar por primera vez cómo debía ser su estructura, que hasta entonces era
un misterio. Gracias a esta imagen, las investigaciones de Watson y Crick
recibieron en 1962 el premio Nobel por el descubrimiento de la estructura del
ADN.
En el año 2000, los científicos Francis Collins y Craig
Venter secuenciaron el primer borrador del genoma humano. Esto permitió
compararlo, por ejemplo, al de personas que padecen una enfermedad e investigar
si la causa de esa patología podría estar en cambios en su genoma. Hoy en día,
los científicos investigan cómo editar el ADN para corregir errores y curar
enfermedades de origen genético.
Los avances en el estudio del ADN nos permiten conocer
desde qué pasó en la tierra hace millones de años hasta predecir qué
enfermedades genéticas podrían heredar nuestra descendencia. Es decir, las
aplicaciones abarcan campos de la ciencia tan diferentes como son los estudios
forenses, la antropología molecular y la medicina personalizada, la gran
promesa de la ciencia actual.